lunes, 13 de febrero de 2017

Miseria

Había contemplado hasta el último rincón de su existencia. Allí, donde nadie creía que llegaba su temperamento, es donde yo ponía mis ojos.
Unas quinientas veces me pregunté si había soñado conmigo, si se había acordado de mi antes de dormir o cuando contemplaba el atardecer por su ventana. Una que otra vez también me cuestionaba si era parte de los recuerdos que alguna vez atesorará y recordará antes de morir, pero me detuve ante tal pensamiento. Tal desdicha me estaba convirtiendo en algo que no era (O más bien soy) y me estaba haciendo vivir una vida que no tenía. cobijar sentimientos que no me pertenecían y acumular centenares de escombros en mi corazón, afilados en dolor y odio, en tristeza y en miseria. 

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